La práctica de la vida cotidiana y la vorágine en la que estamos introducidos, nos obliga a enfrentar los años con un esqueleto apto y sin dolores.
Esto no resulta posible de llevar a cabo para el que padece artrosis dorsal.
La artrósis es el desgaste de una articulación; el producto de ese desgaste se traduce en ácidos cálcicos que se denominan osteofitos a los que el común de la gente conoce como "pico de loro". Estos picos en ocasiones se movilizan y se desplazan ubicándose sobre algún nervio, provocando dolor no solo en el lugar mismo de la vértebra afectada, sino también produce irradiaciones que, como un cinturón, abraza y oprime a quien lo sufre.
Generalmente la lesión no reviste gravedad, los episodios pueden ser agudos, en particular cuando el individuo ha realizado algún esfuerzo.
Es más frecuente encontrar estos problemas en personas de más de cuarenta años, siendo a su vez más propensas las mujeres que los hombres a padecerlas. Pareciera ser que las hormonas y la edad menopáusica juegan un rol importante en esta afección.
Síntomas
Los síntomas pueden ser muy variados dependiendo del origen, desde un dolor constante y difuso en la región dorsal hasta un dolor agudo localizado a un lado de la vértebras dorsales que puede irradiarse a lo largo de la costilla, incluso pudiendo dificultar la respiración o movimiento del tronco o cuello. La gran mayoría de veces el dolor transmitido por el nervio, se debe a un espasmo muscular por la alteración mecánica de estas articulaciones interapofisarias y/o costo-vertebrales. Los pacientes aquejan dolores intensos, que va desde la espalda al pecho; por lo que piensan siempre, equivocadamente, en algún problema pulmonar o cardíaco.
Además nos podemos encontrar con:
- Sensación de carga y pesadez
- Aumento del dolor sobre todo en posturas prolongadas y que en muchos casos lo describen como la sensación de tener un cuchillo clavado en la espalda.
- Limitación de movimiento, en algunas ocasiones.
Tratamiento desde la Quiropraxia
Descartando posibles causas de dolor dorsal de origen visceral, y tomando como referencia que el origen de la misma sea osteomioarticular, podemos hacer mucho desde la quiropraxia, ayudando a alinear la columna vertebral, disminuyendo notablemente la sintomatología y mejorando la calidad de vida.
Pero esto no es todo, es importante asociar la fisioterapia y normas de ergonomía laboral. Se ha de estudiar el puesto de trabajo de cada persona para aconsejar sobre las posturas y el mobiliario más adecuado, a fin de evitar que el problema retorne y se haga crónico.
IGNACIO G. DÍAZ
LIC. EN KINESIOLOGÍA Y FISIATRÍA
QUIROPRÁCTICO